Dos rombos...

Pues estás ahí sin meterte con nadie pensando que tus objetivos alpinos se han acabado cuando de repente una foto de no se donde se cruza en tu camino o alguien te enseña un croquis de cualquier sitio. Esto puede ser estímulo más que suficiente para que a cualquiera que se sienta alpinista le entren ganas de repetir esa vía en concreto. Es como un flechazo, que no?
Y una vez más vuelve a empezar a funcionar el cerebro con cuestiones fundamentales. Cuándo? Cuánto? Cómo? El corazón se te acelera... Como cuando das el primer beso a la churri... Mentalmente trazas el plan a seguir para lograr la repetición.
Por eso me gusta escalar en la zona centro. Porque son objetivos que tengo a mano. No flipaduras que desembocan en fracasos al no poder realizarse. Aquí tenemos todo lo necesario para realizarnos alpinisticamente.
Somos la envidia? Pa mi que si...
Hoy me ha llamado la atención esta foto que ha puesto Victor por ahí. No creo que vaya nunca, quién sabe? Pero quizás otro la vea y si...